Cartas de la Biblioteca

"Cartas desde la biblioteca" recoge una serie de notas escritas por Edgardo Civallero, coordinador del área de Biblioteca, Archivo y Museo de la Fundación Charles Darwin.

En ellas se exponen y comparten fragmentos de algunas de las muchas anécdotas, curiosidades y remembranzas que han ido quedando almacenadas, a lo largo de 60 años, entre cajas, estantes y papeles viejos. Todas ellas, incluso las más pequeñas, son parte esencial de la identidad y la memoria social de la FCD, y componen uno de los ejes de la historia de la ciencia y la sociedad en las islas Galápagos. Una historia construida paso a paso y detalle a detalle.

Allí estaban. Dos sillas blancas. Plegables. De plástico. Recostadas, ambas, contra la pared en un rincón del Museo de la Estación.

Ajá.

Honestamente, eran dos objetos cuya simpleza, su carencia de todo posible secreto y de toda historia interesante, me resultaban tan evidentes que jamás me molesté siquiera en tocarlos. De hecho, confieso que en algún punto del pasado reciente supuse que ni siquiera nos pertenecían: que serían elementos que le estábamos guardando a alguien. "Juntando mugre", como diríamos en mi tierra.

No resulta extraño abrir una caja o levantar un cartapacio en el archivo de la FCD y ser testigo de la caída de una pequeña (o gran) cantidad de polvo: una minúscula duna que se fue alojando con el transcurso de los años entre papeles no consultados y folletos olvidados. Para los alérgicos, como es mi caso, se trata de un verdadero suplicio del que no nos salvan ni los más sofisticados tapabocas. Sin embargo, tras más de veinte años de profesión, considero esos pequeños accidentes como gajes del oficio: una suerte de "peligro laboral menor" con el que tengo que lidiar.

Hay historias que no están escritas.

Y, sin embargo, están ahí.

Sucede con frecuencia con las ilustraciones. Las memorias quedan ocultas bajo los trazos indecisos de un lápiz. Tras las capas tenues de acuarela que conforman las plumas de un ave o los pétalos de una flor. Debajo de los pequeños mordiscos llenos de tinta dejados por una plumilla.

Los textos académicos sobre historia del libro cuentan que durante la Edad Media, cuando en Europa se escribía sobre pergamino y el papel aún no era sino un recurso exótico en manos de los árabes, esas finas láminas de cuero se utilizaban y reutilizaban hasta que la superficie del material se negaba a recibir un solo trazo de tinta más. Pues el pergamino (al menos el de buena calidad) se elaboraba a partir de la piel de terneros, generalmente neonatos. Y ese no era un elemento demasiado habitual en sociedades campesinas para las cuales una cría (y en especial una neonata) muerta era una verdadera desgracia, una pérdida terrible, y que por ende cuidaban el ganado mejor que a sus propios hijos.

Bibliotecas, archivos y museos son instituciones que gestionan conocimiento y memoria. En los últimos tiempos, con la información convertida en motor de un nuevo paradigma socio-político y en un bien de consumo que alimenta muchas economías nacionales, la parte patrimonial e identitaria del trabajo de esos espacios ha sido un tanto olvidada y descuidada. Pero no por ello ha desaparecido, ni ha dejado de ser importante. Los recuerdos de sociedades y de generaciones enteras siguen almacenados, organizados, protegidos y accesibles allí, en estantes, discos duros y cajas.

Ocurrió hace unos tres años. En un rincón del escritorio que ocupo en la biblioteca de la Estación Científica Charles Darwin me encontré una vieja tarjeta.

"Gayle Davis Merlen. Head of Publications and Library".

Ya he aprendido que cada pedacito de papel dentro de la biblioteca, el archivo o el museo de la Fundación Darwin tiene una historia detrás. Y he aprendido a perseguir esas historias, a desenterrarlas, a descubrirlas... Ocurre que esta en particular me era familiar. La tarjeta pertenecía a una de mis predecesoras: la mujer que, entre otras muchas cosas, organizó la biblioteca de la Estación Darwin allá en los años 70.

Es bien sabido que las islas Galápagos son acreedoras de algunas páginas oscuras ―podría decirse incluso que macabras― en el Gran Libro de la Historia. Las gestas de Briones (el "pirata del Guayas"), los levantamientos de los peones de Floreana y San Cristóbal contra sus patrones, las crueles colonias penales, las aún irresueltas desapariciones de Floreana, los naufragios y sus historias de supervivencia… La muerte, como en todas partes, acecha a la vuelta de la esquina en las islas; sin embargo, en este territorio un tanto mágico y otro tanto desolado, parece adquirir tintes novelescos.

Hace casi dos años, en la tercera entrega de esta serie de cartas, contaba que la colección de fotos más antigua del archivo de la FCD es, hasta el momento, el llamado "álbum Nourmahal", un conjunto de fotografías impresas en papel, tomadas en 1930. Decía que el USS Nourmahal fue un barco de unos 80 m de eslora, construido en 1928 como un yate de recreo para el multimillonario estadounidense Vincent Astor.

Página 1 de 3

Apoya nuestro trabajo en Galápagos

Nuestro trabajo sólo es posible gracias al apoyo de nuestros generosos donantes.
Su donación contribuye directamente al trabajo de nuestros científicos y científicas en la Estación Científica Charles Darwin.
¡Ayúdanos a proteger Galápagos!
Las donaciones en EE.UU. son deducibles de impuestos.

Suscríbase a las últimas noticias

* requerido

Suscríbase a las últimas noticias

* requerido

La ‘Fundaciòn Charles Darwin para las Islas Galápagos’, en francés,“Fondation Charles Darwin pour les îles Galapagos”, Association International sans but lucratif ("AISBL"), tiene una oficina registrada en Avenida Louise 54, 1050, Bruselas, Bélgica. Registro de comercio # 0409.359.103

© 2023 Fundación Charles Darwin. Todos los derechos reservados.