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Mara Speece

El misterio detrás de la tortuga de Santa Fe

10 Nov 25 /

El misterio detrás de la tortuga de Santa Fe

En junio 1969 las lluvias no dieron tregua. Durante semanas, el agua cayó sin pausa sobre el archipiélago, ablandó el suelo, abrió zanjas en las laderas y arrastró el cascajo de la isla Santa Fe. En la parte central, la erosión dibujó surcos profundos. En esos días, mientras regresaba de sus recorridos para observar gavilanes, Tjitte de Vries, primer científico contratado por la Estación Charles Darwin, y actual miembro de la Asamblea General de la FCD encontró algo inusual.

“Avanzaba por mi camino habitual, atento al terreno mojado, cuando entre el ripio y el cascajo distinguí una forma blanca. Me incliné. Era un cráneo: pequeño, ligero, perfectamente conservado, de una tortuga.”

Cuidadosamente puso el cráneo en su mochila y regresó a la Estación Científica Charles Darwin, donde, junto al director de ese entonces, Roger Perry, quedaron fascinadados al pensar que había la posibilidad de que ese cráneo fuera de la especie extinta de la tortuga gigante de Santa Fe.

Existen sólidas evidencias de que en la isla Santa Fe habitó una especie endémica de tortuga gigante. Durante la expedición de la Academia de Ciencias de California en 1905–1906 se hallaron restos pertenecientes a 14 individuos. Los análisis de ADN publicados en el 2011 confirmaron que correspondían a una especie diferente al del resto de islas. Además, existen al menos dos registros de barcos balleneros que mencionan haber retirado tortugas de Santa Fe. Se presume que la especie se extinguió hacia finales del siglo XIX, debido a que los balleneros capturaban tortugas vivas para utilizarlas como alimento durante sus largos viajes, en una época en la que aún no existía la electricidad.

El cráneo encontrado aquel día lluvioso se conserva hoy bajo el cuidado de Miguel Pinto, coordinador de las Colecciones de Historia Natural de la FCD, en la isla Santa Cruz.

“Este cráneo es importante porque podría ser la base para la descripción de la especie de Santa Fe, pero primero es necesario que se someta a una prueba de análisis para determinar si el espécimen es anterior a mediados del siglo XX. Esta prueba tiene que ver con bombas nucleares”, nos cuenta Miguel.

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CDF Natural History Collections

Desde la década de 1940, el ser humano ha utilizado la energía nuclear. Las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, junto con las pruebas posteriores, liberaron radioisótopos que quedaron suspendidos en la atmósfera y se incorporaron a los seres vivos.

“Desde las bombas atómicas, todos los seres vivos llevan rastros de esos isótopos radiactivos en sus cuerpos,” explica Miguel Pinto. “Si el cráneo no contiene esos rastros, podríamos estar seguros de que pertenece a la especie original de Santa Fe.”

Una muestra del cráneo viajará próximamente a Estados Unidos para los análisis correspondientes. Si se confirma su antigüedad, el hallazgo de Tjitte de Vries representará el ejemplar más completo de la extinta tortuga gigante de Santa Fe, y podría aportar información crucial para su descripción taxonómica.

Morfología de la tortuga de Santa Fe

La isla Santa Fe es una de las islas centrales del archipiélago de Galápagos y, geológicamente, una de las más antiguas, con formaciones rocosas de alrededor de 3 millones de años. Su paisaje se distingue por una bahía de aguas turquesas, una numerosa colonia de lobos marinos y extensos bosques de cactus gigantes Opuntia. Antiguamente se la conocía como Barrington. La isla es mayoritariamente plana. La geografía y la vegetación ofrecen pistas sobre la morfología que probablemente tuvo su tortuga extinta.

“Las tortugas de Floreana, Pinta y Santa Fe tenían caparazones en forma de silla de montar, una característica que les permitía estirar el cuello hacia arriba para alimentarse de vegetación más alta,” explica Courtney Pike, investigadora del Programa de Ecología del Movimiento de las Tortugas Gigantes.

Esta forma de caparazón refleja una adaptación al entorno árido y abierto de Santa Fe, donde la vegetación crece a mayor altura. La morfología de las tortugas revela su relación con el territorio.

Las pruebas de isótopos ya están en marcha. Muy pronto, sus resultados revelarán si este cráneo perteneció realmente a la legendaria tortuga gigante de Santa Fe, desaparecida hace décadas. Si se confirma, no solo reescribirá un capítulo de la historia de Galápagos, sino que también ofrecerá nuevas pistas sobre la evolución de estos emblemáticos reptiles.

Carlos Espinosa
Floreana giant tortoise
Juan Manuel Garcia
Opuntia (echios)