Guardianas del tiempo: lo que las tortugas gigantes nos enseñan sobre salud, ciencia y esperanza
Cuando uno se cruza con una tortuga gigante en Galápagos, no solo ve un animal, ve siglos de historia caminando lento pero firme. Estas criaturas, símbolos de resistencia y sabiduría natural, han habitado el archipiélago mucho antes de que llegaran los humanos. Hoy, su supervivencia depende de nosotros, y de la ciencia que busca entenderlas y protegerlas.
Una de las personas amantes a este propósito es Gislayne Mendoza, investigadora de la Fundación Charles Darwin (FCD). Su trabajo combina pasión, ciencia y compromiso con su tierra natal: las Islas Galápagos.

Un viaje científico con raíces locales
Gislayne no llegó a las tortugas por casualidad. Creció en Galápagos, y desde pequeña se sintió inspirada por los programas de conservación en su isla, San Cristóbal. Su verdadero punto de partida fue un taller del Ecology Project International (EPI) en 2013, donde tuvo su primer contacto directo con las tortugas gigantes:“Aprendí a acampar, trabajar en equipo y, lo más importante, interactuar con las tortugas. Procesábamos sus heces para estudiar qué semillas comían. Ahí entendí por qué se las llama ingenieras del ecosistema.”
Hoy, esa niña curiosa se ha convertido en una científica que contribuye con investigaciones esenciales para la salud de estos reptiles únicos.
Virus en tortugas gigantes: un hallazgo que cambia los planes de conservación
El equipo de Conservación de Tortugas Gigantes se ha enfocado en evaluar el estado de salud de estas especies icónicas en todo el archipiélago, incluyendo la presencia de virus que podrían amenazarlas.
En 2022, publicaron los primeros hallazgos de adenovirus y herpesvirus en tortugas silvestres de Santa Cruz, Española e Isabela. Este año, se acaba de publicar un estudio liderado por Gislayne, que identifica diferentes tipos de adenovirus en tortugas de San Cristóbal y el sur de Isabela, lo que indica que cada población podría estar conviviendo con virus distintos. En la región de Cinco Cerros, por ejemplo, se ha reportado una prevalencia de adenovirus del 56%, mientras que, en otras zonas, como Española y el volcán Wolf, no se ha detectado su presencia, lo que sugiere que los virus no se distribuyen de manera uniforme en todas las islas y especies.
“No todos los virus son una amenaza. Lo importante es saber qué virus están presentes, en qué poblaciones y con qué frecuencia, para evitar movimientos entre zonas que puedan poner en riesgo a otras tortugas”, explica Gislayne.
Este conocimiento permite a las autoridades como el Parque Nacional Galápagos mejorar los programas de crianza, reintroducción y manejo.



Ciencia con botas en el barro (y en la lava)
Investigar tortugas gigantes no es fácil. Son animales que recorren grandes distancias, habitan zonas de difícil acceso y no muestran signos de enfermedad hasta fases avanzadas. A esto se suma el reto físico del trabajo de campo: caminar horas con equipos pesados, montar laboratorios improvisados en medio del bosque y usar piedras como mesas y árboles como sombra.
Además de detectar virus, Gislayne junto a su equipo de trabajo están contribuyendo co con nuevos valores de referencia sanguínea para las tortugas, y ayudado a describir bacterias, hongos y patógenos no registrados previamente por la ciencia.

Una sola salud: cuando la vida silvestre, el ambiente y las personas se conectan
El enfoque “Una Sola Salud” se reforzó a partir de la pandemia de COVID-19, donde no solo llegó para entenderla sino también para enfrentar los desafíos a los que nos enfrentamos en la actualidad. Este concepto fue introducido a comienzos del año 2000 para darle nombre a lo que se sabía hace más de un siglo: la salud humana, animal y ambiental son interdependientes y están conectadas. Gislayne y su equipo de trabajo aplican este enfoque en sus diferentes investigaciones. “Aplicarlo en Galápagos no solo protege a las tortugas, sino también a otras especies y a quienes compartimos su hábitat”, señala.
Es fundamental que nos detengamos un momento y reflexionemos: si todo está conectado, cualquier afectación que generemos en un área, afectará a las demás, simulando un efecto dominó. Si seguimos desplazando a los animales de hábitat natural y atropellando los derechos de la madre naturaleza, inevitablemente habrá consecuencias graves para nuestra especie.

Un llamado desde Galápagos
En este Día Mundial de las Tortugas, la historia de Gislayne Mendoza nos recuerda que la conservación no solo ocurre en los laboratorios, sino también en los sueños de quienes aman profundamente su tierra.
Cada muestra recolectada, cada tortuga monitoreada y cada artículo científico publicado es un paso hacia la preservación de estos seres milenarios que aún caminan por Galápagos, recordándonos que la ciencia también tiene raíces, alma y propósito.
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