Los pequeños guardianes de Galápagos: aprovechar la fuerza de la naturaleza para regenerarla
Las Islas Galápagos son un tesoro conocido a nivel mundial y un verdadero laboratorio de la evolución. Sin embargo, este frágil paraíso enfrenta una amenaza constante: las especies invasoras. Cuando una especie llega a un nuevo lugar sin sus depredadores y parásitos naturales, puede propagarse sin control y causar daños graves a las especies endémicas y a los ecosistemas que habitan. Esta amenaza hace evidente la necesidad de soluciones innovadoras y cuidadosas que protejan la biodiversidad única de las islas.
Una de las herramientas más efectivas y delicadas en conservación es el control biológico, que consiste en introducir enemigos naturales que regulen las poblaciones de especies invasoras y restauren el equilibrio ecológico. La idea central del control biológico clásico es simple, pero poderosa: se introduce cuidadosamente un enemigo natural específico, que se ha demostrado que no afecta a otras especies. Estos enemigos, que pueden ser depredadores, parásitos o patógenos, ayudan a restablecer el equilibrio ecológico que se ha perdido manteniendo las poblaciones invasoras bajo control.
Este método resulta especialmente valioso en Galápagos porque puede ser autosostenible en áreas extensas y de difícil acceso, ofreciendo una solución ecológicamente amigable para conservar estos ecosistemas sensibles. Para entender su efectividad, basta con mirar uno de los casos de éxito más emblemáticos de conservación en las Islas.
Una victoria famosa: la mariquita que salvó las Scalesias y los manglares
Una historia de éxito muy conocida en Galápagos es el programa de control biológico que utilizó a la mariquita australiana (Novius cardinalis), también llamada escarabajo vedalia. Su objetivo fue la cochinilla algodonosa (Icerya purchasi), un insecto invasor originario de Australia que estaba devastando las plantas nativas y endémicas de Galápagos, incluidas las emblemáticas especies de Scalesia y Darwiniothamnus, endémicas de las islas, así como varias especies nativas de manglares.
Tras años de cuidadosa investigación y garantizando que no suponía riesgo para las especies nativas, se introdujo la mariquita australiana. Esta fue la primera experiencia de control biológico en Galápagos y resultó un éxito rotundo ya que la mariquita controló la población de la especie invasora.
La dinámica entre la mariquita y la escama algodonosa es un buen ejemplo de como funciona el control biológico clásico: cuando la escama algodonosa es abundante, la población de mariquitas aumenta, reduciendo a la especie invasora. Al disminuir su alimento, la población de mariquitas también baja, permitiendo que la escama algodonosa se recupere ligeramente. Este ciclo genera un equilibrio a largo plazo, manteniendo a la especie invasora por debajo del “umbral de daño crítico
El próximo reto: combatir la mosca vampiro aviar
Aunque el programa biológico que utilizó la mariquita australiana fue un éxito, nuevas amenazas requieren soluciones igualmente innovadoras. Una de las más urgentes para las pequeñas aves terrestres de Galápagos es la mosca vampiro de las aves (Philornis downsi). Originaria del continente ecuatoriano y de otros países de Sudamérica, esta mosca llegó a las islas sin sus enemigos naturales. Pone sus huevos en los nidos de aproximadamente el 79% de las especies de pequeñas aves terrestres de Galápagos, incluidas muchas de los pinzones de Darwin y el emblemático papamoscas bermellón (Pyrocephalus nanus). Las larvas se alimentan de la sangre de los polluelos, causando con frecuencia su muerte.
Controlar esta mosca es complejo: está presente en casi todo el archipiélago y gran parte de su ciclo de vida ocurre en las copas de los árboles. Por ello, un programa de control biológico se perfila como la solución más prometedora a largo plazo. Desde 2013, científicos han estudiado enemigos naturales en Ecuador continental, enfocándose en zonas con climas similares a los de Galápagos, y han identificado dos especies que atacan específicamente a Philornis downsi.
La investigación, liderada por la Universidad de Minnesota y la Fundación Charles Darwin (FCD), en colaboración con la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), y otras instituciones, es minuciosa. Cada posible agente de control biológico debe estudiarse a fondo para garantizar que no tenga efectos negativos en el ecosistema de Galápagos. Los científicos realizan pruebas detalladas para confirmar que estos enemigos naturales son especialistas y atacarán únicamente a la mosca vampiro aviar, protegiendo así la integridad del ecosistema.
Esperanza para el futuro
El Philornis downsi project representa el programa de control biológico más avanzado que se investiga actualmente en Galápagos, y sus resultados podrían contribuir al desarrollo de programas para otras especies invasoras prioritarias, como la hormiga de fuego tropical (Solen
El control biológico no es una solución rápida; es un compromiso a largo plazo con la ciencia rigurosa y la seguridad. Su objetivo no es erradicar completamente a la especie invasora, sino alcanzar un equilibrio sostenible y duradero. El éxito de la mariquita australiana muestra lo que es posible, y la investigación meticulosa sobre los enemigos naturales de la mosca vampiro aviar nos da esperanza de que las pequeñas aves terrestres de Galápagos puedan enfrentarse a uno de sus enemigos más letales.
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