Guardianes aliados:
Las lechuzas y su rol en la conservación de Galápagos
Las lechuzas y su rol en la conservación de Galápagos
En las noches silenciosas de Galápagos, una figura alada surca el cielo con porte majestuoso. La lechuza campanario (Tyto furcata punctatissima), y junto a la lechuza de campo (Asio flammeus galapagoensis) son cazadoras que cumplen un papel importante: mantener el equilibrio del ecosistema de Galápagos.


Un vuelo silencioso que protege la biodiversidad
La lechuza campanario con su plumaje moteado como ajonjolí y un rostro en forma de corazón que parece mirarnos de frente, y ser un símbolo de misterio, esta subespecie endémica de las islas Galápagos, es una cazadora nocturna que controla poblaciones de roedores y otras especies que amenazan la biodiversidad única de las islas.
Al caer la noche, estas aves se lanzan al aire desde sus refugios en grietas volcánicas, túneles de lava o ramas altas de la vegetación. En silencio absoluto —gracias a la estructura especial de sus plumas que amortigua el sonido del vuelo— localizan a sus presas con una precisión asombrosa. Su disco facial en forma de corazón parece funcionar como una antena parabólica, amplificando los sonidos y permitiéndoles escuchar el más leve movimiento bajo la vegetación o entre las piedras. Más aún, sus ojos, grandes y frontales les otorgan una visión nocturna privilegiada, para que pueden cazar en completa oscuridad.
El 89 % de su dieta está compuesto por roedores invasores, en islas donde comparten sus hábitats, pero también incluye insectos grandes, representando el 10%. Se estima que una lechuza caza hasta 700 ratones al año, y una pareja con polluelos puede superar las 2.000 presas. Un estudio reciente publicado en Animals revela que, en la zona agrícola de Santa Cruz, 100 parejas podrían eliminar cerca de 200.000 roedores cada año, convirtiéndose en un control biológico eficaz, gratuito y sostenible para agricultores y ecosistemas.
Su aporte es vital gracias a este rol, la lechuza ayuda a proteger especies en peligro crítico, como el pinzón de manglar, del que sobreviven menos de 60 individuos, o apoyan procesos de restauración ecológica como la reintroducción de 12 especies en Floreana, incluido el pájaro brujo.
Desafíos de la Lechuza campanario:

- Atropellos en carreteras, especialmente en la vía Puerto Ayora–Canal de Itabaca.
- Envenenamiento indirecto por raticidas que acumulan toxinas en sus presas.
- Mitos y prejuicios culturales que las acusan, sin base científica, de traer mala suerte o atacar gallinas. La evidencia muestra lo contrario: los restos de aves representan menos del 1 % de su dieta.
Cómo proteger a la lechuza campanario
- Respetar los límites de velocidad en las carreteras.
- Instalar cajas-nido en fincas agrícolas.
- Reducir el uso de venenos para control de roedores.
- Difundir información científica para derribar mitos.
Curiosidades de la lechuza campanario
- Es pequeño: 350 y 500 gramos lo que equivale entre dos a tres manzanas.
- Sus patas largas, cubiertas de plumas, le dan un aspecto singular.
- Se estima que viven entre 4 a 10 años en libertad
- Sus polluelos, cubiertos de plumón blanco, pasan unas 8 a 10 semanas en el nido antes de cambiar completamente su plumaje.
Una guardiana del equilibrio de Galápagos
Hoy, gracias al trabajo conjunto de la RWTH Aachen University, la ESPOL, Fundación Charles Darwin, el Parque Nacional Galápagos, y la comunidad local, la lechuza campanario cuenta con más aliados humanos que nunca. Cada ejemplar que sobrevive es un escudo vivo contra los roedores invasores y un recordatorio de que el frágil equilibrio de Galápagos también depende de estas aves nocturnas.
"Las lechuzas de campanario son vitales para la conservación de los ecosistemas prístinos de Galápagos y también en áreas agrícolas, por su control de especies introducidas. A pesar de su importancia, son afectados por automotores y envenenamiento por falta de conocimiento, por lo que se requiere fortalecer planes de protección y educación ambiental." — Gustavo Jiménez, Investigador Fundación Charles Darwin.

Proteger a la lechuza campanario es proteger la biodiversidad, la agricultura y el patrimonio natural único del archipiélago.
Si quieres conocer más sobre la ecología de la lechuza, te invitamos a leer este nuevo paper científico publicado en la revista Animals – Abundance, Diet, and Foraging of Galápagos Barn Owls (Tyto furcata punctatissima).